El running es una actividad física que requiere un gran esfuerzo por parte de nuestro sistema locomotor, más de 200 músculos son reclutados al correr y aunque el running tiene numerosos beneficios, los huesos y articulaciones sufren un gran desgaste en la carrera, por lo que es conveniente no caer en “excesos” tanto en sobrecarga del entrenamiento como un mal control de este para no sufrir dolencias ni lesiones.

Paradoja de la carga de entrenamiento y la velocidad

Al tratar de aumentar la velocidad durante el entrenamiento, la intensidad de la carrera a pie es mayor, sometiendo al organismo a mayor estrés orgánico frente a la misma duración/distancia de entrenamiento a menor intensidad.

Los entrenamientos intensos además de exigir mayores demandas energéticas y mentales, aunque “a priori” sean de menor carga total que los entrenamientos largos pudiendo ser menores o iguales en el impacto estimado en articulaciones (debido a un mayor tiempo de ejercicio y con ello impacto sobre el terreno) pueden resultar en mayor estrés al organismo debido al efecto añadido de la técnica de carrera “modificada” al correr a altas velocidades.

¿Cuáles son las lesiones más comunes?

A continuación, os presentamos dos géneros de lesiones más comunes según su origen; óseo o musculo-tendinoso.

Lesiones de tipo óseo

  • Fracturas por estrés: son lesiones que ocurren por sobrecarga, la sobrecarga prolongada en el tiempo termina siendo el principal desencadenante de las fracturas de estrés debido a la continua carga sobre el hueso sano lo cual en última instancia derivará en fractura de este. Las fracturas están directamente relacionadas con la fatiga muscular y el nivel de tensión muscular generado por el estrés en la carrera a pie.
  • Rodilla del corredor: Síndrome de la cintilla iliotibial: el síndrome de “fricción” de la banda iliotibial ocurre cuando el tendón largo del músculo tensor de la fascia lata roza de manera repetida con la parte exterior de la articulación de la rodilla, (cóndilo femoral externo). Este tendón que se extiende desde la parte externa del muslo hasta la rodilla recibe el nombre de cinta o banda iliotibial, ya que el músculo va desde la pala ilíaca hasta la zona anterior y externa de la tibia. El roce o la fricción entre la prominencia externa del fémur en la rodilla (cóndilo)  es una patología  que especialmente se da en corredores de fondo manifestándose en forma de dolor e inflamación en la zona mencionada.
  • Fascitis plantar (metatarsalgia): este tipo de lesión se define como una inflamación en la fascia plantar, una banda de tejido que va desde el talón hasta la punta del pie. Los síntomas incluyen dolor en la planta del pie, desde el talón hasta la base de los dedos y especialmente manifestando mayor dolor al comienzo de la mañana o después de estar sentado durante un largo periodo de tiempo (cuando dicha zona no ha comenzado aun a “calentarse”). El fenómeno más común en esta patología suele ocurrir en forma de inflamación en los tejidos fibrosos que están en la planta del pie, este tejido se llama fascia y es vulnerable ante la exigencia y estrés sobre la zona producido por la carrera a pie. Puede ser una lesión generada también por el tipo de calzado escogido, irregularidades en el terreno, acelerar sin la debida tracción o por la pisada del corredor. También sucede cuando empezamos a correr después de un largo tiempo sin realizar actividad física.
  • Periostitis tibial: se trata de la inflamación de la membrana que cubre la tibia, llamada periostio. Al sufrir esta lesión hay un dolor intenso que se va reduciendo cuando se realiza un calentamiento especial para esta dolencia. Aparece ante cambios muy agresivos en el entrenamiento que excede las capacidades musculares al intentar terminar rutas muy exigentes para nuestra condición física, también ocurre cuando corremos en superficies muy duras. Es una lesión que debe evitarse, ya que suele volver a aparecer cada vez que se intenta añadir más volumen o intensidad al entrenamiento. Por ello, además de realizar un buen calentamiento, se debe aumentar de forma progresiva la exigencia de los entrenamientos y no subir la intensidad de forma repentina sin una previa preparación física.

Lesiones de tipo musculo-tendinoso

  • Tendinitis del tendón de Aquiles: se presenta un dolor agudo en la parte superior del talón debido a una inflamación que puede tener varias causas. Esta lesión se caracteriza por rigidez en la pisada y con dolores sostenidos de baja intensidad sobre la zona. Son varias las causas por las que puede ocurrir una tendinitis en el tendón de Aquiles; una mala técnica de carrera, el uso de calzado inadecuado, recibir un golpe en la base de la pantorrilla e incluso una ligera torcedura pueden causar un problema como este.
  • Esguince de tobillo: el más común en el running es el esguince por inversión, cuando el pie se tuerce hacia el interior. Este movimiento puede generar desde un daño leve en los ligamentos, hasta un desgarro total, lo que, si bien rara vez ocurre en el running, es posible cuando se produce una caída del corredor. Siempre después de sufrir este tipo de lesión se debe acudir a un médico que diagnostique la lesión este realizará una valoración detallada para determinar el alcance de la lesión y con ello la prescripción de un tratamiento.
  • Distensión de isquiotibiales: se produce debido a una elongación excesiva de los músculos traseros del muslo llamados isquiotibiales (los que se encuentran en la parte posterior del muslo) son propensos a sufrir lesiones debido al estrés repetitivo al correr. La sintomatología manifiesta una inflamación inmediata de la zona y presenta un fuerte dolor. Se da la imposibilidad de seguir corriendo, incluso dificulta el andar. Como en otros casos, un calentamiento deficiente sin los ejercicios necesarios suele generar esta lesión. Los cambios bruscos en la velocidad al correr también son causa de esta lesión, en especial si lo realizamos cuando nuestros isquiotibiales ya están agotados por las exigencias del entrenamiento que estamos realizando. Antes de que el músculo se distienda, suelen haber señales como adormecimiento de la pierna y calambres, lo cual debe ser un claro indicio de que este está llegando a su límite.
  • Lesión lumbar: se manifiesta con dolor en los glúteos o en la zona baja de la espalda. Este dolor es repentino, así que el día a día de tu entrenamiento debe estar enfocado en esta dolencia. Lo más recomendado es correr erguido de forma natural, ya que una mala postura en carrara, como estar encorvado, causa esta dolencia. Otra forma de evitar esta lesión es entrenar los músculos de la espalda obaja para que soporten mejor las exigencias de cada carrera que realizamos, ya que algunas lesiones suelen estar relacionadas con la sobrecarga de trabajo en esa zona. Si disponemos de unos abdominales y lumbares fuertes y resistentes, evitaremos esta lesión en gran medida.
  • Tendinitis rotuliana: se trata de una inflamación en el tendón que conecta la rótula con la tibia. Los síntomas incluyen dolor en la parte frontal de la rodilla, especialmente al correr cuesta abajo o subir escaleras. En este caso una mala técnica de carrera suele ser origen de esta dolencia por lo que se debe de poner énfasis en la mejora de la técnica de carrera para evitar caer en esta lesión.
  • Bursitis de rodilla: se conoce a esta lesión como la inflamación de la “bursa” (recubrimiento que rodea la articulación) debido a la acumulación de estrés generado por el impacto de la carrera a pie sobre la articulación durante largos periodos de tiempo/distancia. La bursa es una bolsa llena de líquido sinovial ubicada en las articulaciones y su función principal es amortiguar los impactos por actividades como caminar o correr, así como reducir la fricción entre los ligamentos, tendones y huesos que se encuentra en la articulación. Los síntomas de una bursitis pueden variar desde dolor leve a agudo, rigidez en la articulación e inflamación de la articulación afectada, siendo los tobillos, caderas y rodillas las que más suelen padecer esta lesión en el running.

Otro tipo de lesiones: ampollas

Esta es la lesión más leve en el running, y una con la que posiblemente tendrás que lidiar toda tu vida mientras practiques este deporte. Ocurre por la fricción de la piel con el calzado, lo que la irrita y hace que el cuerpo produzca un líquido en la zona para proteger las demás capaz de la dermis. Si bien la mayoría de ellas son inofensivas, se deben tratar con cuidado ya que pueden infectarse y causar daños mayores.

La causa más común de esta lesión es usar un calzado muy ajustado, pero por lo general también suelen ocurrir simplemente por realizar una ruta intensa en días muy calurosos en la que llevamos nuestra resistencia al límite. Por suerte, a medida que pasa el tiempo, la piel se va acostumbrando a la fricción y cada vez se hacen menos comunes, aunque siempre será normal que estas ampollas aparezcan de vez en cuando.

Así pues, como vemos, la mayoría de lesiones en el running vienen dadas por una sobrecarga ocasionada por el entrenamiento y el estrés generado por este, en general, para prevenir  estas lesiones se recomienda un correcto control y seguimiento de la carga de entrenamiento, saber “escuchar” a las señales de molestia que el cuerpo aporta para poder ajustar tus entrenamiento y disminuir la carga si aparecen molestias y por último y no por ello menos importante recordar que una buena técnica de carrera y calentar adecuadamente antes de correr previenen desde el comienzo de la actividad la posible aparición de lesiones.

Desde ATOM nos preocupamos por la salud de los deportistas y sabemos la importancia de llevar unas buenas zapatillas de running que pueda ayudar a prevenir lesiones, por eso nuestras zapatillas de running proporcionan:

  • Amortiguación: Para reducir el impacto en las articulaciones durante el running. Esto reduce el estrés en las rodillas, los tobillos y los pies, lo que puede prevenir lesiones como fracturas de estrés, tendinitis y fascitis plantar.
  • Soporte: Proporciona soporte para el arco del pie y el talón. Esto ayuda a estabilizar el pie durante el movimiento y reduce el riesgo de lesiones por esguinces y torceduras.
  • Ajuste adecuado: Una zapatilla demasiado grande o demasiado pequeña puede causar rozaduras, ampollas y uñas encarnadas. En el caso de nuestras ATOM Shark. el diseño del upper permite repartir la tensión del sistema de la lazada, ofreciendo un confort perfecto; de esta forma, el pie se mantiene envuelto bajo un sistema reforzado, garantizando una excelente protección y seguridad en tus sesiones de running.
  • Materiales de calidad: nuestras zapatillas están fabricadas materiales de alta calidad e incorporamos los mejores avances técnicos para que puedan resistir el desgaste y proporcionar un buen soporte durante muchos kilómetros. Esto ayuda a prevenir lesiones causadas por el desgaste excesivo de la zapatilla, como la fatiga muscular y el dolor en los pies.

Referencias

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